El edificio se implantó teniendo en cuenta la óptima orientación planteada desde el análisis bioclimático, así mismo se trabajó en conjunto con paisajismo para generar barreras de viento que evitan corrientes de aire directas desde el Río Bogotá, se eligieron materiales anti corrosivos que garantizara un menor deterioro a largo plazo. La ventilación se planteó por medios mecánicos teniendo en cuenta la contaminación del aire permanente con el fin de garantizar la calidad de aire adecuada para los ocupantes del proyecto; para el déficit de luz que se daba en el área de oficinas y de la bodega se plantearon domos translucidos en cubierta que permiten el paso de luz natural lo cual conlleva a un mayor confort visual y a un aumento de la temperatura en los espacios interiores con menores oscilaciones térmicas, generando mayor estabilidad, mayor confort térmico y reduciendo ostensiblemente las cargas energéticas.
El ajuste de estrategias estuvo ligado a la retroalimentación permanente de simulaciones térmicas, lumínicas y de eficiencia energética.